viernes, 30 de enero de 2009

Vestido nuevo

Cuando Manuela despertó ya no había remedio. Sus esfuerzos por mantener aquella amenaza a raya habían sido en vano y no lograba entender en qué momento había perdido la batalla. Ahora tendría que aprender a vivir con ello. Sólo tuvo que buscar la manera de respirar.
Comenzó arañando desde el interior hasta conseguir abrir un pequeño orificio. Luego se limpió como pudo las manos y movió la cabeza para poder asomar la nariz. La entrada de oxígeno le permitió pensar más tranquilamente y entonces decidió abrir dos nuevos agujeros para sus ojos y otros tantos para los pies. Así llegó hasta el espejo del baño y pudo verse. No le quedaba mal. Quizás podría convertirlo incluso en una nueva moda para los tiempos de crisis, al fin y al cabo, era bastante barato. Sólo hace falta rendirse ante la pelusa y dejar que crezca a los pies de tu cama hasta que una mañana despiertes cubierta por ella.

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