miércoles, 17 de noviembre de 2010

Papás probeta

A Teresa su pequeña le ha salido rana.
- Mami, tengo que pintar cómo me gustaría que fuera mi familia cuando sea grande.
- Mi amor, tú ya eres grande y familias hay muchas. Están las que tienen papá y mamá, las que sólo tienen papá o sólo mamá o 2 papás o 2 mamás o una abuela y ….
- No, no, si yo lo tengo claro.
- (dos horas después)… Cariño, parece que tardas ¿has terminado el dibujo?
- Me falta colorearlo; acabo rápido.
- ¡¡¡17 hijos!!!!! Cariño, has dibujado 17 hijos.
- Sí y un papá.
- Pero con tantos hijos no tendrás tiempo para nada más.
- Mamá, respira.
- Aaaaahhhhhggg, pero tu cuerpo no lo resistirá
- No, si no pienso tenerlos en la barriga, los tendré en el laboratorio ése que me explicaste, pero yo sí voy a buscarles padre, que hace más bonito.

Siete años instruyéndola sobre la liberación de la mujer y un dibujo escolar acaba de un plumazo con toda la doctrina……. La que nos espera.



domingo, 10 de octubre de 2010

A mi amiga

Hace una semana, mi hija mayor me hizo una de esas preguntas imposibles de responder.
- Cuando llegas al cielo, mamá, ¿puedes elegir la edad en la que vivir eternamente?
Casi nada. Lo cierto es que escapé como pude sin resolver su duda.

El miércoles perdí a una amiga. Murió sin darme la oportunidad de decirle cuánto la quería, sin recuperar el tiempo perdido en los últimos quince años en los que apenas nos hemos visto. Se fue sin todo eso, pero ayudándome a responder la pregunta de mi hija.

Mi amiga siempre tendrá 15 años y caminará riendo un viernes al salir de clase preparando el fin de semana en el que nos enamoraremos por primera vez de aquellos a los que luego dejaremos sin demasiado problema justo antes de un examen importante para el que estudiaremos toda una noche. Tendremos 15 años y el futuro será eterno.

No podemos elegir la edad en la que vivir eternamente, cariño. Alguien lo hará por nosotros.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Pitágoras me pone

En un triángulo rectángulo, la suma de los catetos A y B al cuadrado es igual a la longitud de la hipotenusa (C) al cuadrado.

Meses me llevó aprenderme el dichoso Teorema de Pitágoras y años, entenderlo. La razón es sencilla. Siempre he sido un poquito obstusa y el dichoso teorema se refiere a los triángulos rectángulos.


Algo, por otra parte, absolutamente imposible más allá de la teoría matemática. ¿Un triángulo recto? Venga ya. … Cuando tres intervienen aunque sea para juntarse en figura geométrica es imposible que salga nada derecho. He intentado confirmar el teorema del matemático griego hablando con mis amigos ilustrados. Son pedantes y pocos, pero alguno tengo. Me han convencido de que efectivamente si juntas un par de catetos con cierta gracia y sólo en la medida justa es más que probable que la hipotenusa dé el resultado previsto.

Y el caso es que cuando conoces a los catetos en cuestión y conversas unos minutillos con ellos entiendes por qué anda tan contenta la hipotenusa. Parecía tonta, pero ahí rodeadita por cada lado, pues la tipa se crece, se eleva al cuadrado o a lo que haga falta. Claro que como todo lo que quiere ser perfecto sólo es posible bajo las circunstancias adecuadas.
Mantener el equilibrio no debe ser fácil.

Los lunes, miércoles y viernes atiendes al cateto “A”, que es más de copa de vino, música tranquilita, conversación pausada y poco dado a las manifestaciones cariñosas. Los martes, jueves y sábados, te quedas con el “B”, que disfruta con una caña, unas risas en cualquier tipo de polígono tenga los lados que tenga y capaz de estrechar el ángulo para achucharte.
El domingo, por supuesto, estás, como tu propio nombre indica (hipo significa debajo) por los suelos y te da por replantearte toda la doctrina matemática y mandar a Pitágoras a … digamos… tomar viento, que se rige por las leyes de la física y el empirismo que es una cosa mucho más práctica que la geometría. O no.

sábado, 28 de agosto de 2010

Pisto con cuernos

Mi frutero me ha puesto los cuernos. Y eso está feo, digo yo. Una compra semanal de 30 euros no ha podido sostener nuestra relación y el muy cabrón me ha dejado por otra que gasta unos centimillos más y que, claro, tiene las manzanas más tiesas que las mías. Es lo que tienen las relaciones de muchos años, que se caen las manzanas. Lo dijo Newton y no seré yo quien lo contradiga.

Mi frutero lo tuvo claro, bueno, más bien lo tuvo pardillo. Al principio lo negó todo, luego me quiso hacer ver que no traerme a casa la verdura no era ninguna infidelidad.

Debo ser yo que lo malinterpreto. Lo perdoné, pero cuando supe que a ella, a la de las manzanas tiesas, no sólo le lleva a casa el encargo de cada martes, sino que además le explica, así a pelo, cómo dorar las manzanas al horno, pues, ya no pude más.

Han abierto muchas fruterías en el barrio y yo ya me he puesto a ampliar las miras y dejarme tentar, que hay verduras de sobra para el pisto.

lunes, 10 de mayo de 2010

Hoy me he comprado un bozal

Hoy me he comprado un bozal. No he pegado ojo en toda la noche pensando qué modelo elegiría y a primera hora he ido a la tienda a por él. Es lo último. Los venden con todo tipo de accesorios, aunque el modelo básico asegura un control mínimo.

Yo es que padezco de incontinencia verbal desde chiquitita. Hay días que de tanto hablar acabo por agotarme a mí misma. Durante décadas he tratado de vivir con ello y disimularlo, pero estas cosas con la edad acaban por darte la cara y no hay quien las esconda. Por eso cuando vi el anuncio, no me lo pensé dos veces. Me lo he comprado en el color de moda, el azul eléctrico, que los bozales no están reñidos con la imagen y una, aunque incontinente, sigue siendo presumida. Le he añadido un pequeño accesorio: unas esposas para evitar enviar mensajes cuando deje de abrir la boca.

La chica que me ha atendido ha sido amabilísima y me ha explicado que el mes que viene le entra una nueva colección de antifaces programables para no mirar a los ojos a según quien; marcapasos que descargan una corriente de 200 v. si sientes la tentación de enamorarte y unos microchips que te hacen una lobotomía de urgencia cada vez que intentas darle vueltas a la cabeza.

Ya estoy ahorrando.

sábado, 13 de febrero de 2010

Hormonas asesinas

Tengo un amigo que está convencido de que el amor tiene más que ver con la química que con cualquier otra cosa y que enamorarse no es más que un ataque bioquímico pasajero. Está tan convencido que hace años escribió un tratado sobre el asunto en el que concluía que cuando se noten los primeros síntomas de desorden hormonal, lo mejor es “cerrar los ojos, avanzar en sentido contrario al que dicta el instinto, transitar el territorio agreste de la melancolía y esperar a que el aguacero diluya el desorden bioquímico interior” (sic).

Pues yo, que soy mucho menos teórica que él, más que creer que esto del amor es un ataque bioquímico, creo que es simplemente un auténtico coñazo, aunque eso no signifique quitarle la razón.

Él, que es hombre, puede sólo padecer cierto desorden bioquímico. Yo, que milito en el sexo opuesto, soy un poco más complicada. Nosotras padecemos una auténtica revolución cada vez que nos pasa y para colmo no tenemos perspectivas de que esto acabe.

Las primeras veces puede incluso que disfrutemos. Con 15 años resulta emocionante dejarse llevar por lo que no es más que un natural incremento de estrógenos. Entonces, te enamoras por primera vez y te sientes Margarita Gautier cuando él te deja plantada por no ser lo suficientemente popular. Bajón hormonal forzoso, que termina en ataques de celos e inseguridades diversas.

Con 20, decides mandar a tomar viento a los estrógenos y te enganchas a la testosterona, que aunque suene a masculina, también la producimos a este lado del género. Es la hormona que hace aumentar el deseo y afortunadamente no te deja pensar. A tirarse a todo lo que se cruce por tu camino. Claro que como te pases con la dosis, te vuelves agresiva e irritable e inevitablemente todo lo que se cruza por tu camino prefiere cambiar de acera antes de acercarse a ti.

A los 30, si logras encontrar el equilibrio entre los estrógenos y la testosterona, lo normal es que acabes en un paritorio hasta arriba de oxitocina, que va muy bien para dilatar. El problema es que si no la produces de manera natural no hay dios ni humano que te lleve al orgasmo y si lo consigues, ya vendrá santa rutina a fastidiar.

Por eso, antes de llegar a los 40 he decidido abonarme a la consulta de mi endocrino a ver si logro que dé con la fórmula que mantenga a mis hormonas a raya. Si no, me enamoraré de él, que bien mirado, con poca luz, no está tan mal.

lunes, 11 de enero de 2010

Propósitos para el año o el fin de semana nuevo

  1. No vuelvo a tomar vino durante la comida navideña de la empresa……. Por mucho que mi abuela fuera vallisoletana nada me obliga a mantener por mí misma a todas las bodegas que lindan con el Duero.
  2. No vuelvo a subirme en los tacones que me regaló la envidiosa de mi cuñada como venganza por la rebeca modelo “soycomounavirgenfrígidayestrecha” con la que la obsequié yo el año anterior…………… Las bajitas tenemos otras opciones para poder mirar cara a cara al resto de los mortales. Se les tumba y punto.
  3. No vuelvo a intentar convencer a la mujer embarazadísima del director comercial de que si la matrona se pone borde en el parto lo mejor es escupirle a la cara y amenazarla con quemarle la casa si no aumenta la dosis de anestesia......... No, eso no es el parto sin dolor.
  4. No vuelvo a tratar de que la secretaria del jefe entienda que ella no necesita consumir de manera compulsiva para ser feliz; que eso es producto de un sistema que camufla nuestra insatisfacción a base de bienes materiales. ….... Beber Havana como si fuera lanjarón no te convierte en heredera teórica de Karl Marx, no.
  5. No vuelvo a intentar demostrar a una amiga que es posible hacer el pino puente en el baño de una discoteca mientras te pintas los labios del rojo más fuerte que había en la tienda china de la esquina. …………. Esto es básicamente una porquería.
  6. No vuelvo a meterme detrás de la barra de un pub de moda para adoctrinar a una escultural camarera veinteañera sobre cómo preparar un gin-tonic mientras tu jefe observa incrédulo tu capacidad para resistir el dolor de un dedo que se desangra después de ser confundido con un trozo de limón y, por tanto, atravesado sin piedad por la hoja de un cuchillo.
  7. No vuelvo a intentar bailar como Shakira en su último videoclip mientras me sujeto a la reja de la ventana de mi vecino el del bajo. ………Despertar a toda una familia al grito de “….. una loba en el armaaaaaaaaaaaaario” no es saludable, no.
  8. No vuelvo a invitar a todo mi departamento a terminar la fiesta en casa mientras preparo una cena informal para reponer fuerzas. La deconstrucción en la nueva cocina es un concepto que no tiene nada que ver con servir una tortilla de patatas deshecha, quemada y aliñada con azúcar en lugar de sal.
  9. No vuelvo...
  10. ¿O sí?