miércoles, 25 de junio de 2008

La carne de hombre duele más

Pasaba yo por el hospital un día, por casualidad, no se asusten, y observé dos enfermos. El uno en masculino, la otra en femenino. Me detuve ante ellos y observé con atención las idas y venidas de la enfermera que cubría el turno de tarde y que diligentemente atendía a las peticiones del uno y de la otra. Una, que es de letras, no está acostumbrada a aventurar conclusiones científicas, pero aquel día de la observación empírica logré resolver una duda antigua donde las haya. No es que los unos sean peores enfermos que las otras; no es que los unos se asusten más que las otras ante la adversidad; no es, ni tan siquiera, que a los unos les alivie más quejarse que a las otras; es simplemente, que la carne de hombre duele más que la de mujer.

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