domingo, 10 de octubre de 2010

A mi amiga

Hace una semana, mi hija mayor me hizo una de esas preguntas imposibles de responder.
- Cuando llegas al cielo, mamá, ¿puedes elegir la edad en la que vivir eternamente?
Casi nada. Lo cierto es que escapé como pude sin resolver su duda.

El miércoles perdí a una amiga. Murió sin darme la oportunidad de decirle cuánto la quería, sin recuperar el tiempo perdido en los últimos quince años en los que apenas nos hemos visto. Se fue sin todo eso, pero ayudándome a responder la pregunta de mi hija.

Mi amiga siempre tendrá 15 años y caminará riendo un viernes al salir de clase preparando el fin de semana en el que nos enamoraremos por primera vez de aquellos a los que luego dejaremos sin demasiado problema justo antes de un examen importante para el que estudiaremos toda una noche. Tendremos 15 años y el futuro será eterno.

No podemos elegir la edad en la que vivir eternamente, cariño. Alguien lo hará por nosotros.