jueves, 27 de agosto de 2009

Tos' moros o tos' cristianos

Hace 24 horas que arrancó el Ramadán y Asís parece no aguantar más. Los 35 grados a la sombra y la humedad del día no ayudan, pero él no puede elegir. Hace seis años que regenta un negocio de alquiler de hamacas en una playa familiar. Doscientas almas tiene a su cargo cada día. Y eso sin comer ni beber no es fácil, no. A Asís no le queda otra que el puro pataleo, mientras atiende a los clientes habituales.

- Asís, que te pedí primera fila
- Ya señora, pero ha llegado la última y no me aseguró que viniera y claro, los López, bajaron temprano y se han quedado ellos en primera.
- Desde luego, qué mal nos tratas. Bueno, pues ayúdame con el carrito, la piscinita del bebé, las tablas de los mayores y nos instalas allí.
- ¿Dónde?
- Sí en aquella esquinita, lejos de los López que ya sabes que son unos cotillas.


Desde la otra punta de la playa se oye un grito
- ASIIIIIS!!! ¿Cuándo me traes la cerveza? Llevo una hora esperando
- Buenas tardes, don Rafael. Como me dijo que se iba a dar un baño y todavía no ha bajado su señora pensé que podía aguantar un poco más.
- Hombre, la primera me la puedo ir tomando ya.

En la hilera de hamacas de atrás, alguien pronuncia con acento british:

- Ausis, ¿puedde una saddinah, plis?
- Yes, yes, pero espere un momentito que el espetero ha ido al baño
- Ok, peuro ¿puedde una soumbrilla más, plis?
- Señora, que ya le he puesto dos
- Pero, el sol molesta mí.
- Ahora mismo

Asís se gira, arrastra sus pies por la arena, esquivando hamacas, mesas, flotadores, cubos y un par de palas. Toma la sombrilla en sus manos mientras protesta entre dientes. “Yo no puedo más (dice algo en árabe). Demasiado trabajo para uno sólo”. Entonces topa con la esposa de don Rafael, que baja perfectamente ataviada con pamela y bañador a juego con el pareo y las chanclas. Ella es de sardinas y gambas diarias.

- Asís, deja de protestar
- Señora, no protesto. Es que estoy con el Ramadán y todo el mundo exige mucho. Ellos no entienden.
- Pero no te quejes. Tú tienes trabajo, otros como tú, ni eso. Así que agradece a la vida y al dueño lo que tienes.
- Señora, que el dueño soy yo. Que mis ahorros me costó quedarme con la licencia. Su marido está allí, siga por esta fila y en la tercera sombrilla de la derecha ¿le llevo ya el mosto?
- Sí, pero con un sonrisa.

Asís mueve la cabeza lamentándose mientras las comisuras de sus labios se llenan de saliva blanquecina por la sed. Aprovecha para descansar mientras desde el chiringuito preparan el aperitivo que tendrá que llevar hasta los clientes que esperan tumbados en sus hamacas. Pero el descanso dura poco. En ese momento aparecen dos vigilantes municipales.

- ¿Es usted el encargado?
- Sí señor ¿ocurre algo?
- Claro que pasa algo. Tiene usted una fila de hamacas colocada fuera del recinto autorizado. Debe dejar espacio a los paseantes.
- Es que hoy han venido más clientes de lo normal.
- Pues no los puede ubicar ahí. Ya sabe que la multa son 1.000 euros.

Asís ha empezado a salivar más de lo habitual. Sus ojos parecen a punto de estallar.

- ¿Sí? ¿Están seguros? Porque si a mí me multan, tienen que multar a todos los hamaqueros del pueblo. Porque aquí todos moros o todos cristianos. ¿O las multas van a ser sólo para mí?

Quedan 29 días de Ramadán y Asís parece más cerca de cumplir con el rito de purificación. La multa le ha llegado y después de pagar facturas y enviar dinero a casa no ha quedado nada para comer. Claro, que él está agradecido a la vida.

1 comentario:

chopi dijo...

Me ha encantado!!!!