miércoles, 8 de octubre de 2008

La madre que nos parió

Me van a permitir que por una vez (bueno, en realidad han sido muchas, pero eso ustedes no lo saben) me pase mis principios por el forro y les cuente una historia tan real como que los meñiques de pies son la cosa más inútil de mi cuerpo.

Es la historia de dos mujeres que no se conocen, que a simple vista sólo tienen en común su reducida estatura y su sonrisa entrañable, y a las que tengo el placer de considerar amigas.
Laura tiene 24 años, Alicia, 36. Laura no acabó el BUP; Alicia es toda una titulada universitaria de carrera y máster.

Hasta hace poco, Laura era la empleada del mes en el pequeño comercio en el que trabajaba. Despachaba jabones y pinturas a manos llenas engordando cada tarde la caja de su jefe. Alicia también vendía, aunque en su caso los pagos no salían del monedero porque los viajes por el mundo se suelen pagar con tarjeta, pero el resultado era el mismo: una cuenta de resultados que engorda gracias al trabajo bien hecho.

Hoy las dos están en el paro. Laura quiso tener un hijo y lo perdió. Al regresar a trabajar después de una semana de baja la invitaron a marcharse. “Estamos seguros de que volverás a intentarlo y no nos interesas embarazada”, rezaba su finiquito. Alicia, que ya tiene uno, decidió cambiar de ciudad y andaban buscando trabajo cuando le dijeron “Nos encanta tu perfil, pero… esto…. ¿vas a tener más niños?”.

Ahí lo tienen y que cada cual piense lo que quiera.


A mí, de momento, se me viene a la cabeza una imagen. Bueno, en realidad, me viene a los ojos cuando los cierro y me da un poco de susto, pero claro, yo siempre he tenido mucho de histérica.

Todo ocurre en un colegio. La seño pregunta sólo a las niñas:

- A ver, guapas, ¿qué queréis ser de mayores?
- Yo, bombera.
- Yo, médica
- Yo, maestra
- Yo, periodista
- Yo, científica
- Yo, mamá
- Perfecto niñas. Ahora las cuatro primeras poneos en esta fila. La última puede volver a sentarse. A vosotras, pequeñas, van a venir a veros unos señores muy simpáticos con unas agujas muy grandes y os van a extirpar el útero y los ovarios. No duele, pero es la única forma de que podáis conseguir lo que queréis. Y mientras esperamos, niñas, abrid el libro de sociales por la página 15. Hoy estudiaremos la lección: “Cómo olvidar que a ti también te parió tu madre”.

1 comentario:

gloria lizano lópez dijo...

Nos acomodamos pronto a un estilo de vida y arrasamos con todo, gracias a que comemos todos los días no olvidamos que somos seres vivos; si seguimos así será nuestra muerte, no lo entiendo: ¿tener hijos es un capricho, una ilusión o un accidente? ¡qué horror de mundo!

Yo nunca sentiré así, soy consciente de mí.